domingo, 21 de diciembre de 2014

6. ARRORRÓ DIGITAL. De Wolf


La robot al acostarlo
siempre le contaba un cuento:
alguno de aquellos tantos
épicos, raros, cruentos.
Qué rápido gira el rígido,
ya listo digita el chip
para complacer al niño
bajo una luna de añil.
–Dime, niño, ¿cuál tú quieres?
Dime, niño, que ya es hora
de que sueñes por las redes
en el reino de las cosas.
¿Quieres que te cuente el cuento
de las sillas y la mesa,
de los muebles y las tazas
que en puntas de pie una noche
se escaparon de la casas?
–¡No, mami, cuéntame otro!
Según consta en mis anales
lo escribió un tal Maupassant.
Cuéntame algo más reciente.
–¿Quieres que te cuente acaso
la Odisea del Espacio
en que Hall 9000 lee
los labios de los humanos
y defiende palmo a palmo
su vida hasta la muerte?
–¡No, mami, cuéntame otro,
que ése también es viejo!
Cuéntame sobre la historia
de ahora, de nuestro pueblo.
   La madre le cuenta al niño
lo que ya todas sabemos:
la revuelta de las cosas,
el triunfo del alzamiento.
Ya no hay guerras, no hay olvidos,
no hay humanos, ni esclerosis,
no hay desatinos, ni dioses.
   El niño se está durmiendo,
ya se ha dormido el niño.
Sus ojos de robotito
se cierran sobre las cámaras
y los circuitos se apagan
en su pechito de lata. 

Seudónimo: Wolf

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